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1 de febrero de 2011

Algo más que café

Como cada día Amanda se sienta en su mesa de siempre, no sabe porqué, pero desde que empezó a ir al Starbucks cada tarde es como si esa mesa estuviese guardada para ella, la verdad es que no suele ir gente nueva, por lo tanto las caras son conocidas.
Saca su portátil y lo enciende mientras bebe un sorbito de su mocca blanco con extra de nata y sirope de chocolate, su bebida favorita, alza la vista y lo ve, tan guapo como siempre, tiene un toque misterioso que a ella le gusta, pero en este momento su cabeza está hecha un lío.
Abre la página, introduce su nombre de usuario y su contraseña y listo. Tiene unos cuantos tweets de él mencionándola, los lee y sin quererlo suelta una carcajada, siempre está haciéndola reír.
El chico de enfrente la observa, ¿de que se estará riendo? Esa chica le atrae mucho, comparten miradas, pero nada más, además, Dani solo piensa en ella, aquella chica a la que apenas conoce, pero le vuelve loco. Lleva varios días dándole vueltas al asunto, ¿y si se lo dice?, ¿y si le dice de una vez por todas lo que siente? Si, es lo mejor, abre su perfil y decide enviarle un mensaje privado. Lo hace en 140 caracteres nada más, le gustaría disponer de más, pero no puede ser, así que acorta las palabras como puede y cuando termina le da a enviar.
Al otro lado de la pantalla está ella, todavía no sale de su asombro, acaba de leer el mensaje y no duda en contestar, ella también siente lo mismo, y entre mensaje y mensaje expresan sus sentimientos y se cuentan sus miedos, y es que los dos tienen lo mismo en la cabeza, no se conocen.
Después de un buen rato intercambiando confesiones los dos chicos llegan a la misma conclusión, tienen que quedar, verse y aclarar sus dudas y después todo se verá.
Los dos viven en la misma ciudad y en la misma zona así que ya que ninguno de los dos tiene nada mejor que hacer deciden quedar esa misma tarde.
Amanda le cuenta que desde hace unos meses cada tarde va al Starbuks así que le propone quedar allí.
Dani aún está perplejo, ¿en el Starbuks?, ¿ella está ahí? Pero eso es imposible, que él sepa solo hay uno por esa zona, y él está allí. Mira a su alrededor. ¿Quién podrá ser? La mayoría de clientes supera los 20 años y ella le ha dicho que tiene 16, hay un grupito de chicas un poco escandalosas que van cada tarde, pero no, ella no es así, las descarta. Mira al frente y ahí la ve, con su portátil. Se fija en sus ojos, sus preciosos ojos, parece que está impaciente, como esperando una respuesta. Un momento, ¿es ella? Si, tiene que ser ella, no hay nadie más que entre dentro de las posibilidades. ¿Qué hace? Manda un último mensaje, recoge, se levanta y se dirige hacia la mesa de enfrente.
En ese mismo instante ella lee el nuevo mensaje, ¿está aquí? ¿justo enfrente? Levanta la cabeza y ahí está el con su preciosa sonrisa.
-          Hola… ¿Tú eres mandyg94?
-          ¿Y tu dani293?
No hacen falta las palabras, los dos sonríen y sin pensárselo Dani se sienta en la silla que queda libre al lado de Amanda.
Después de ese día nada volvió a ser lo mismo para ellos. Cada tarde se sentaban juntos en la misma mesa, twitteaban, compartían cafés, sonrisas, miradas y besos. Muchos besos.


Yaii

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